Emilce Oliva.....Niños desaparecidos. "Hay dos días de máxima importancia en la vida de una persona:el día en que nace y el día en que descubre por qué". William Barclay

viernes, 2 de enero de 2009

La desaparición de menores
A diario desaparecen en el país niños y adolescentes ante la desesperación de sus familias y del resto de la sociedad (Argentina)

(La nacion.com)

Acaban de cumplirse 60 días de la desaparición de Sofía Yasmín Herrera, ocurrida en Tierra del Fuego cuando se encontraba en un camping junto con sus padres, quienes por un momento la perdieron de vista. El caso en sí es dramático, pero asume proporciones muchísimo más significativas y dolorosas porque se suma a una extensa nómina de niños y adolescentes cuya desaparición ha sido denunciada por sus familiares y aún no han retornado a sus hogares, ni tampoco hay noticias acerca de dónde se encuentran y si están vivos aún.


Este fenómeno, que no es exclusivo de nuestro país, aunque aquí ha asumido particular importancia, obedece a causas diversas. Influyen en él desde algunas motivaciones tan escalofriantes como lo es el apoderamiento que de los desaparecidos hacen aviesas redes de explotación sexual infantil hasta otras menos aberrantes que pasan por los maltratos de familiares o las desavenencias hogareñas, como pueden ser las meras travesuras, más de una vez llevadas a cabo por no afrontar una mala calificación escolar o por simple sed de aventuras.
Algunas revelaciones recientes provocan escalofríos: la asociación civil Periodismo Social acaba de informar que desde junio último 40 niños y adolescentes fueron liberados de las garras de esas redes delictivas, que, según la misma fuente, atrapan diariamente a por lo menos trece de esos seres indefensos, incluso a pesar de que la ley castiga tan repugnantes maniobras con hasta 15 años de prisión.


Si a esta circunstancia se agregan los casos que han tenido su origen en episodios de otra índole, es claro que nos encontramos ante una durísima realidad, largamente merecedora de la atención del conjunto de la sociedad.
No es cuestión de crear falsas alarmas sino de estimular la prevención y, llegado el caso, la represión de esas indignidades. Un niño o un adolescente que faltan de sus hogares o han sido arrebatados de la tutela familiar por la fuerza no sólo pueden llegar a afrontar serios riesgos físicos, sino que también padecen daños morales que a la postre habrán de herirlos en forma irremediable.


De parecido cuño es, sin duda, la tortura espiritual que se les inflige a sus padres, familiares y amigos, por lo general embarcados en una búsqueda equivalente a dar palos en la oscuridad y sumidos en la torturante desesperación provocada por la ignorancia del paradero de un ser querido, sentimiento éste que, ante las noticias al respecto que abundan en los medios de información, incluso les transmiten notable angustia a quienes están totalmente ajenos a esas alternativas.


Estas ingratas circunstancias no han sido pasadas por alto por meritorias organizaciones no gubernamentales. Es el caso de Missing Children de la Argentina, que desde 2000 y a través de la Red Solidaria logró ubicar a 3280 criaturas y jóvenes desaparecidos, aunque sigue sin ubicar a 138. Esos valiosos esfuerzos tienen por contraste el pobre concepto que en el exterior ha merecido nuestro país en materia, por ejemplo, de lucha contra la trata de personas. El Departamento de Estado norteamericano ha juzgado al respecto que nuestro país "no ha demostrado haber aumentado los esfuerzos" para combatirla.


Cuanto se hace al respecto, entonces, está reclamando intensificar todas las acciones al alcance de las autoridades (tal vez, un ente conjunto integrado por todas las fuerzas de seguridad y policiales nacionales y provinciales) para reducir al mínimo factible este presente que, a pesar de lo hecho, todavía no puede calificarse de alentador.